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jueves, 4 de febrero de 2016

Lo que dejó la cumbre del PJ: traidores, gritos de Ishii y la salida de Zannini

"Acá nadie hizo mea culpa, qué bárbaro" dijo en un tono elevado de voz Alberto Samid cuando dejó el quincho del PJ. Atrás quedaban casi dos horas de una incipiente catarsis electoral del partido, que aún no se acomoda a su nuevo rol de opositor. Hubo enojos, reclamos y acusaciones cruzadas, pero los menos temperamentales pidieron "no poner nombres a las críticas", atentos a la presencia de los medios. Pero todos sabían, sin tener que nombrarlos que haber perdido la provincia de Buenos Aires y la presidencia "tiene nombre y apellido" como replicó un consejero.


 La reunión del Consejo del PJ fue el primer encuentro tras la derrota electoral de octubre. Más de cien consejeros no dudaron en ir a Matheu 130 sobre todo después de la ruptura del bloque del FPV. Diego Bossio que integra el nuevo espacio peronista de diputados, fue el gran ausente de la noche: "¿Traidor? yo no dije eso, pero hay que honrar los compromisos, eso no se hace", dijo uno de los ex ministros de Cristina Kirchner al ingresar al quincho.

Hubo un acuerdo previo y era que nadie tenía que poner como tema central la crisis que atraviesa el bloque en la Cámara Baja. Sin embargo las miradas, caras, hombros levantados, risas por lo bajo, dejaron en claro la posición de más de uno. "Está muy verde eso, son pocos, hay que esperar pero no nos preocupa", dijo un importante dirigente de La Cámpora en uno de los pasillos al finalizar el encuentro. El mismo pidió durante la reunión poner "un parrafito o un renglón en el documento que en cuatro años volveremos a tener el poder", para lo que hubo un aplauso arengado pero que no explotó en el caluroso lugar.

Siempre sonriente y evitando a la prensa, Carlos Zannini permaneció de pie en el lateral derecho,de brazos cruzados y prefirió no integrar la lista de oradores. Miró con atención a quienes hablaban y cuando los discursos comenzaban a elevar el termómetro político con críticas y reclamos por la derrota electoral, decidió irse al igual que su ex compañero de fórmula Daniel Scioli.

En medio de la gran convocatoria, el calor que se hacía sentir, el malestar en ascenso, algún desprevenido quiso conectarse a la red de wi-fi de la sede de Matheu, y el nombre de la red desperó risas por lo bajo: "Scioli Presidente". "Prefiero no tener internet", dijo un cacique del conurbano mirando su celular.

El enojo encendido marcó los siguientes minutos de la reunión. Mario Ishii dijo a los gritos que se hicieron "los pelotudos cuando en campaña les dije que estaban equivocados", repitió hasta el cansancio que los que "se rompieron el culo abajo trabajando no fueron los que perdieron" y exclamó "háganse cargo". El silencio duró unos segundos y Eduardo Fellner -presidente provisorio del PJ- buscó apaciguar los ánimos. "Qué bueno que todos tengamos ganas de hablar", dijo en un tono casi académico.


El gobernador de Tucumán Juan Manzur tenía un extenso discurso centrado en la coparticipación provincial. "Bueno, apaguen las luces un poco para que no tengan tanto brillo sobre todo las mujeres" indicó alguien de la mesa principal, y el tucumano no entendió por unos segundos qué sucedía. En medio de su planteo le dieron lugar a los fotógrafos para que ingresen y saquen la foto del encuentro, se sumaron otros con celulares, y sin previo aviso, el ex ministro de Salud tuvo que interrumpir su planteo, que retomó minutos después.

Aunque el dolor de la derrota electoral fue el eje del debate, Oscar Parrilli uno de los hombres de mayor confianza de Cristina Kirchner, buscó imprimir otra lectura a los pase de facturas: "Hay que sentirse orgulloso, porque perdimos por un punto y medio, pese a los errores tuvimos muchos éxitos". No recibió el aplauso de nadie y las caras de desagrado no se disimularon entre intendentes bonaerenses.

Queriendo dejar atrás la reunión del mediodía de diputados del FPV donde recibió la noticia de que el bloque que preside se quebraba, sin micrófono en mano e intentando hacerse oír, Héctor Recalde dijo en un momento que "sacamos el documento de hoy ya, para que sepan". Nadie respondió y aunque no se habló del tema no se ocultó el disgusto de ser noticia por la escisión del espacio donde eran la primera minoría. Al finalizar la reunión del consejo, Recalde acompañado por su hijo Mariano bajaron rápidamente las escaleras, y un histórico militante le dijo "qué orgullo tener ese padre no?"... mientras algunos criticaban el rol político del presidente del bloque ahora dividido.

"Todos tenemos en el pecho cosas que decir, pero leamos el documento final", dijo Fellner y empezó: "El PJ manifiesta su preocupación por los despidos", pero no terminó de leer cuando alguien le gritó: "Repudio, poné repudio que preocupación ni preocupación". A la sugerencia, se sumaron varios "sí, que se ponga repudio" a lo que el presidente del partido aceptó: "¿Entonces vamos con esa palabra?". Fue quizás, la única negociación de la noche.

Con el fondo de la Marcha Peronista, se acordó que las críticas, los enojos y lo que algunos prefirieron nombrar como "autocrítica y balance", se realice en el Congreso del 24 de febrero. De fondo quedaron cantando algunos, otros con una disconformidad notoria dejaron el quincho. "Cero autocrítica, así nos va a seguir yendo", soltó un intendente del conurbano.

En la sede justicialista de Matheu 130 quedó circulando el comentario de un enfrentamiento previo al inicio del encuentro entre Aníbal Fernández y Julián Domínguez, rivales en las PASO por la provincia de Buenos Aires y rivales mediáticos también. "¿Quién tiró la primera tomprada?" le preguntaron al ex presidente de la Cámara de Diputados que sonrió y se fue del edificio.

Entre los pocos que quedaban en el quincho del PJ, su voz sobresalía y las risas también. "Dejemos de lado eso de los neoliberales eso es para tibios, acá son o-li-gar-cas, así que se la bancan hacemos una lista competimos y punto", exclamó Guillermo Moreno que al momento de hablar de los enojos concluyó: "Los peronistas somos así, temperamentales pero sólo los viernes a la noche, hoy es miércoles, faltan dos días".

El 24 de febrero todos volverán a encontrarse y nadie garantiza que los ánimos estén más calmados.

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