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lunes, 23 de junio de 2014

A los argentinos nos pesa el pasado

Por el Arq. Roberto Novoa


 Cuenta una vieja y conocida historia que dos monjes, Tanzan y Ekido, cuando regresaban a su monasterio les agarró una lluvia torrencial. Al cabo de un rato, vieron que una mujer joven, vestida con un precioso kimono de seda, vacilaba en cruzar un pequeño torrente que bajaba de la montaña y había inundado por completo el camino...






 Tanzan acudió en su ayuda, la cargó en sus brazos, atravesó la corriente y la dejó sana y salva al otro lado del camino. Ekido permaneció en silencio, visiblemente molesto durante todo el resto del trayecto. Por fin, cuando llegaron a la puerta del monasterio, Ekido soltó con ira toda su queja: “Se supone que los monjes no deben tocar a las mujeres, mucho más si son bellas y jóvenes como la que tú cargaste sobre el agua. No sé como pudiste cometer una falta tan grave”. Su queja y sus palabras sorprendieron a Tanzan que se había olvidado por completo del incidente. Miró fijamente a los ojos de Ekido y le dijo: “Mira, yo dejé a la mujer allá del otro lado del camino cubierto por el agua. Pero parece que tú todavía la sigues cargando”. Al igual que Ekido, los argentinos cargamos al pasado y esta conducta nos provoca un gran desgaste. Todavía hoy discutimos a Alberdi y a Sarmiento y buscamos justicia tras el fusilamiento de Dorrego. ¿Será cobardía de asumir el presente y construir nuestro futuro colectivo? ¿Nos dejamos morir en nuestra zona de confort? Probablemente esperamos la magia de algún liderazgo circunstancial, alguien sacará un conejo de la galera y encontraremos nuestro destino de grandeza… La deuda externa había dejado de ser un problema, o al menos eso creyó la mayoría de los argentinos. Néstor Carlos Kirchner sacó su conejo y efectuó un canje que nos permitiría crecer. Cristina Fernández de Kirchner lo completó. ¿Se solucionó, o lo pateamos para adelante esperando que Maradona lo cambie por gol? Algo quedó suelto, sin atender. Fuimos desprolijos una vez más, coyunturales, tácticos. Sin esa estrategia que necesitan los pueblos para crecer y desarrollarse. ¿A nadie se le ocurrió que había que presentar un escrito en la justicia de Nueva York para ganarles de mano a estos especuladores?¿Se animaron a decirle esto al poder?¿El poder atendió, escuchó, o embriagado de triunfo contestó, “vos fumá, somos ARGENTINOS”? Hoy tenemos que negociar en condiciones desfavorables, porque esos pocos, nos ganaron sobre la hora ¿y la magia, y los conejos, y Maradona? Tendremos que cambiar “relato” por eficiencia, ser serios y responsables. El pasado nos pesa porque en el presente hacemos mal las cosas. Debemos aceptar que hay algo que cambiar, hay que perdonar y pedir perdón, movernos de lugar y pedir ayuda en el proceso. En la agenda del futuro de los argentinos nos esperan temas sumamente importantes: Erradicar la pobreza, dotar de conocimiento a nuestra población, infraestructura suficiente, consolidar nuestro sistema productivo, mejorar la salud, comprometernos en el cuidado del medio ambiente, construir ciudadanía. Difícil, porque el pasado nos tiene anclados. El pasado sólo nos debe servir para acumular experiencia, y ella dotarnos de sabiduría. En la mitología romana, Jano es el Dios de las puertas y los finales, es un gran guerrero. Su templo permanece cerrado en tiempos de paz y abierto en tiempos de conflicto para que los que luchan encuentren en él, la claridad que les permita tomar las decisiones correctas. Su imagen es bicéfala, una cara mira hacia atrás y la otra hacia adelante. La simbología expresa con claridad la búsqueda de la sabiduría. Tal vez ahí esté el camino…. ¿o no? ¿Para qué calentarnos? Somos argentinos y lo tenemos a Messi.

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